Algo largo el título, ¿eh?
Luego de un rato revisando mis cuentas en redes sociales noté ciertos patrones. Los tuits ya no son lo que solían ser. Unos geniales se hunden entre muchos más y algunos muy malos no es posible ver que desaparezcan entre retweets y comentarios.
Veámoslo como un mercado. Hay oferta y demanda de tuits. Pagamos con tiempo que le dedicamos a consumir contenido y quienes venden ganan influencia. Entre más tiempo se le dedique a un tuit, más gana. Tiempo ya sea respondiendo, marcando como favorito o retuiteando. Esta influencia regularmente se traduce en seguidores. Pero el verdadero valor está en el contenido. De aquí que la primera conclusión que tienen muchos es que hay que tener cientos, miles, millones de seguidores para ganar influencia. Ésta influencia se viene abajo cuando la calidad es mala. Se ven muchos seguidores pero realmente nadie está prestando atención. Muchos seguidores no es sinónimo de tuits de calidad. Y viceversa, buenos tuits no serán garantía de muchos seguidores e influencia.
Esto es porque depende de quién lo publica el valor que genere, es decir la influencia que tendrá. Un tuip (se dice de quien publica tuits) nuevo con poca reputación venderá muy poco. Este mismo tuip nuevo al buscar contenido qué consumir buscará seguir, luego de sus amigos, cuentas con mucha reputación. Como que estés de viaje de negocios en una ciudad del extranjero y tienes hambre, lo lógico es buscar lo más cercano a comida familiar, como McDonald's.
¿Qué sucede después? Estrategias para lograr ganar reputación y eventualmente influencia: seguir masivamente a cualquier cuenta para llamar la atención, buscar interacciones de cuentas con alta reputación, etc..
Un usuario promedio probablemente no se tome el tiempo para hacer eso. Por como yo lo veo este camino nos llevará a dos tipos de tuips: el consumidor regular y el tuistar con mucha reputación e influencia. Y en medio de ellos tuits genéricos muy populares y tuits originales vagando sin ser vistos como fantasmas perdidos en el timeline de todos.
Luego de un rato revisando mis cuentas en redes sociales noté ciertos patrones. Los tuits ya no son lo que solían ser. Unos geniales se hunden entre muchos más y algunos muy malos no es posible ver que desaparezcan entre retweets y comentarios.
Veámoslo como un mercado. Hay oferta y demanda de tuits. Pagamos con tiempo que le dedicamos a consumir contenido y quienes venden ganan influencia. Entre más tiempo se le dedique a un tuit, más gana. Tiempo ya sea respondiendo, marcando como favorito o retuiteando. Esta influencia regularmente se traduce en seguidores. Pero el verdadero valor está en el contenido. De aquí que la primera conclusión que tienen muchos es que hay que tener cientos, miles, millones de seguidores para ganar influencia. Ésta influencia se viene abajo cuando la calidad es mala. Se ven muchos seguidores pero realmente nadie está prestando atención. Muchos seguidores no es sinónimo de tuits de calidad. Y viceversa, buenos tuits no serán garantía de muchos seguidores e influencia.
Esto es porque depende de quién lo publica el valor que genere, es decir la influencia que tendrá. Un tuip (se dice de quien publica tuits) nuevo con poca reputación venderá muy poco. Este mismo tuip nuevo al buscar contenido qué consumir buscará seguir, luego de sus amigos, cuentas con mucha reputación. Como que estés de viaje de negocios en una ciudad del extranjero y tienes hambre, lo lógico es buscar lo más cercano a comida familiar, como McDonald's.
¿Qué sucede después? Estrategias para lograr ganar reputación y eventualmente influencia: seguir masivamente a cualquier cuenta para llamar la atención, buscar interacciones de cuentas con alta reputación, etc..
Un usuario promedio probablemente no se tome el tiempo para hacer eso. Por como yo lo veo este camino nos llevará a dos tipos de tuips: el consumidor regular y el tuistar con mucha reputación e influencia. Y en medio de ellos tuits genéricos muy populares y tuits originales vagando sin ser vistos como fantasmas perdidos en el timeline de todos.
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